Cada vez es mayor el protagonismo que los niños pequeños tienen en las bodas. Sean sobrinos, hijos, primos o ahijados, rara es la ceremonia en que no encontramos a algún pequeño protagonizando un momento de especial interés en la ceremonia. Lo más habitual es que lleven los anillos o las arras, pero también pueden encargarse de tirar los pétalos, llevar la cola de la novia, dar el obsequio a los invitados o incluso abrir junto a los novios el vals nupcial.
Muchas son las razones que hacen que los pequeños ganen año a año protagonismo en las ceremonias. La primera, la edad de los contrayentes. Según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística), la edad media para contraer matrimonio en España es de 37,3 años en los hombres y 34,1 en las mujeres. En el caso de las mujeres supera incluso la edad media de tener su primer hijo (32,2 años), lo que hace que muchas parejas acudan al altar o al juzgado ya con hijos propios.
En los casos que no es así, dada la mayor edad de los contrayentes, raro es el que no cuenta con sobrinos, primos o algún pequeño en su entorno al que conferir protagonismo. Las razones de ello están claras: quién mejor que tu propio hijo o tu sobrino para apoyarte en uno de los momentos de tu vida. Y probablemente de la suya. Es difícil no emocionarte cuando quien te da los anillos es alguien que significa tanto para ti.
Además, está el factor estético. Las fotos de la boda no son fotos cualquiera. Están destinadas a rellenar marcos o álbumes que al contrario que los demás, sí repasarás varias veces en tu vida, y no solo para asustar a las visitas, sino para disfrutarlos realmente. En esas instantáneas, los pequeños están destinados a jugar un papel fundamental.
Ahora bien, ¿cómo vestir a estos pequeños personajes para la ocasión? Los expertos insisten en que lo más importante es que los niños estén a gusto con el traje que llevan. Que no se sientan disfrazados y mucho menos obligados, porque eso se trasladará a su rostro, expresiones y actitud. Que lleven su traje con alegría no es una cuestión baladí, puede marcar gran parte del éxito o fracaso de una ceremonia.
Para ello, una buena solución es que lleven un traje muy parecido al de sus mayores. Ello les hará ser partícipes de toda la ceremonia, ir a probarse el chaqué junto a sus padres o tíos y en definitiva sentirse un protagonista más de la boda desde el minuto uno de planificación. En el caso de los chaqués, por ejemplo, el traje de los niños puede ser exactamente igual que el de los novios, con precios desde los 70 euros y confeccionados en lana fría para todas las edades.
En el caso de las chicas, lógicamente no puede ser igual que el de la novia, pero sí puede ser una versión del vestido con diferente lazo y la misma tela, o con variaciones similares para que combine con el estilo general de los trajes.
No olvidemos que, justo un escalafón por debajo de los novios y por encima incluso de los padrinos, los niños van a ser el centro de todas las miradas. Su protagonismo es indiscutible, van a ser tema de conversación y objetivo de muchos flashes. Es de recibo vestirlos para la ocasión.