Seguramente en más de una ocasión habréis oído que eso de las tartas de boda ya no se llevan, y que son cosa del pasado. Nada más lejos de la realidad. Lo que no se llevan son las tartas de 5 o más pisos cortadas con sable como en la boda de Elvis Presley. Una cosa es que la música del rockero de Memphis sea inmortal y otra que todo lo que hiciese molase.
Hay tradiciones que resisten el paso de los años –como por ejemplo, la elegancia de un buen chaqué– y otras que se reinventan con los años, pero nunca terminan de desaparecer. El postre es uno de los elementos más simbólicos en cualquier celebración, pero especialmente en las bodas y su protagonismo no ha desaparecido aunque ya no haya costumbre de cortarlo a espadazo limpio. Es más, parece que en los últimamente su importancia va in crescendo.
Si las tartas de varios pisos prescribieron, otro tanto parece estar pasando con los postres sobrios servidos en los últimos tiempos, directamente en el plato de los invitados y a menudo con distinciones en función del sexo. Parece que la tarta vuelve, sin tanta pompa, pero con muchísima presencia y con el objetivo de convertirse en el centro de todas las miradas y uno de los temas de conversación de la noche.
La nueva tendencia, importada de Estados Unidos y muy influenciada por Pinterest, son las llamadas ‘naked cakes’, tartas de bizcocho relleno a capas de cremas y frutas sin ninguna cobertura, y decoradas con elementos naturales, como ramas de olivo o frutos rojos, flores silvestres, rosas o peonías. Minimalismo, pero a lo grande.
Pero ojo, aunque es la tendencia que arrasa no es la única opción. Tartas hechas a base de macarons, personalizadas, tremendamente rosas o incluso rescatando el estilo más clásico. Para gustos, colores de tarta. Os dejamos con una selección de modelos que, previsiblemente, arrasarán en 2016.