Normalmente, cuando compramos una camisa lo hacemos movidos por su color, su estampado o su diseño y no tanto por nuestra fisionomía, pero lo cierto es que es un detalle a tener muy en cuenta. Como en todo, hay camisas que se adaptan a nuestro rostro y nos favorecen claramente, mientras que otras nos perjudican por muy bonito que sea su estampado.
En el caso de rostros anchos, lo aconsejable son las camisas con cuello de puntas largas y cerradas. El llamado cuello inglés es la mejor opción para disimular una cara ancha. De contar con una cabeza de grandes dimensiones, deberemos escoger camisas con cuellos de solapas anchas y abiertas. Cuanto mayor sea la cabeza, mayor debería ser el grado de apertura de las solapas.
Los hombres con rostro estrecho, sin embargo, deben elegir un cuello con solapas cortas y separadas. El cuello italiano, un cuello con solapas muy abiertas, es la mejor opción para estos casos. Para los rostros más estrechos, los cuellos conocidos como ‘full cataway’, cuellos con los picos muy abiertos, son una elección estupenda.
¿Qué hacer si, por el contrario, se tiene un rostro alargado? Este tipo de personas deben huir de los cuellos con pequeñas solapas y optar por camisas con cuellos de puntas largas y solapas anchas. Para un rostro achatado, en cambio, elegiremos camisas con cuellos de puntas cortas que aparenten alargar este contenido rostro.
Pero no sólo la fisonomía del rostro debe condicionar nuestra elección, también el tipo de cuello juega un papel importante a la hora de elegir la camisa perfecta. Los cuellos largos van mejor con camisas de puntas largas y solapas anchas. Ahora bien, nada mejor que una camisa que abotone en la parte superior del cuello para disimular ese cuello largo, por lo que la camisería a medida se vuelve la mejor opción. Para los cuellos cortos, lo mejor es un cuello de camisa pequeño con solapas muy abiertas.